1 ago 2009

Equilibrio Natural

. 1 ago 2009


·Giras mientras Danzas, Equilibrio Natural para quien dsde chiquita Bailaba antes q Caminar

!Fascinación¡

Buena definición para lo que sentí la primera vez que vi un 'tocadiscos'. Esa caja donde ponías un trozo de plástico, redondo, delgado, de color negro, delicado, que no te dejaban coger por si acaso se estropeara.

Mas cuidado todavía había que tener cuando con el plato girando a 33 r.p.m. (como si supiéramos lo que era) había que levantar el brazo de la aguja del soporte donde estaba y como si nos fuera 'media' felicidad colocarlo suavemente en el disco que no dejaba de girar

Además había que ser sutil a la hora de poner la aguja, sin dejarla caer, para que no se dañara, sin retenerla en la mano una vez tocaba el disco, para que no se rayara, ni demasiado hacía el centro, para no perder los primeros acordes de la canción, ni en el borde del disco, porque podía caer hacia fuera :-)

·Tardes en que te reunías con gente de bien, para escuchar música, oír canciones. Tardes en las que comentabas algunas de las novedades que habías escuchado, que esperabas tener en breve, o conocer a quien ya las disfrutaba y te las podía prestar para disfrutar del momento de escuchar por primera vez en esa audición privada, con que nos premiábamos cada vez que coincidíamos.

Vivir parte de la vida al ritmo de ese LP, intentar amoldar el momento a lo que podía durar, esperar las pausas, el momento en que o bien cambiabas de disco, o procurando calmar la excitación, levantabas la aguja para volverla a depositar al principio de esa canción que tanto efecto había causado.

Escuchar casi sin querer el repicar rítmico de la aguja, cuando había terminado de girar, tac, ..... tac,
..... tac, ..... tac, ..... tac, indicándote que una vez más, el disco había terminado mientras que nosotr@s todavía estábamos a medio empezar.

En ocasiones le prestabas apenitas de atención al tocadiscos, volvías a ponerlo a sonar desde el principio para disponer de algo más de tiempo para estar, para sentir.
En ocasiones no te atrevías ni siquiera a intentarlo, sabiendo que estando como estaban, la emoción compartida les podía gastar una mala jugada en algo tan preciso como acertar donde depositar la aguja, para que volviera a sonar.

0 comentarios: