2 ago 2009

Sin DesperezarT

. 2 ago 2009


·Sin DesperezarT, Ojillo cerrados, dudas entres SpabilarT, seguir Igual, Puede + la Jiribilla

Me vuelves a sorprender, en esta ocasión con la forma que has encontrado para ayudarme a despertar.

Con frecuencia, después del almuerzo, recogemos la mesa, abrimos un poco la terraza y dejamos que nuestra vista se extienda por el horizonte, con ese paisaje que tanto nos gusta. Hay días como hoy que mientras estamos en la terraza, conversando, dejándonos llevar de estar donde queremos estar, de sentir que debido a ese poco de humedad que hay en el ambiente empezamos a notar como pequeñas, casi imperceptibles gotas de sudor empiezan a perlar nuestra frente.

Ver esa piel suave, morena, con el brillo añadido de alguna minúscula gota de sudor que poco a poco traza sendas saladas desde tu frente hasta tus labios pasando por medio de tus ojos.

Empezamos a jugar intentando atrapar esas gotas de aguita de mar, ahora con los dedos, ahora con los labios, pero puede más el calor, el bochorno después de comer y nos dejamos llevar hasta quedar en brazos de Morféo.

·Lo siguiente que recuerdo es el aroma del café y el calor de algunas gotas de café que al salpicar me ayudan a despertar.

Sentí, todavía adormilado que te movías, que hacías por pasar sobre mi, hasta el otro lado de la cama. Pensé que querías abrigarte un poco, no recibir directamente la fresca brisa que llega, que en ocasiones ayuda a dormir aliviando algo de sofoco, mientras que en otras ocasiones te puede desvelar cuando no hace tanto calor.

Es más de lo que puede (o debo decir quise) resistir. Al notar como pasabas una mano sobre mi, luego subías tu torso, solo cubierto por esa camiseta gastada que te pones solo para salir al balcón, evitando de esa forma ser (más) el centro de atención, sentir la presión de tu cuerpo cuando empezando por la rodilla querías pasar sobre mí. Hasta que estuviste a horcajadas sobre mi, en es punto de equilibrio, donde podías decidir si quedarte a un lado o seguir hasta estar frente a mi.

En ese momento en que te encontrabas indecisa tu también, pudo mas la costumbre que la necesidad de dormir e intenté que en vez de semi erguida, descansaras por completo sobre mi.

El calor de tu cuerpo, el aroma de ti piel, la sensación que aun medio dormid@s nos atraía el deseo de sentir nuestros brazos entrelazados, buscando la forma de que la poca tela que nos unía nos sirviera para jugar esta vez.

Me volví a dormir, hasta que noté el calor de esas salpicaduras de café.
.

0 comentarios: