No me ayuden mas

·Una de las ventajas del hábito de leer, es que con frecuencia nos permite adquirir conocimientos a los que seguramente de otra forma no íbamos a poder llegar.

En estos instantes en los que me encuentro Bien, hasta que pueda volver a estar Mejor, casi estoy por decir "No me ayuden más".

A pesar de que en estos momentos, puede parecer que es cuando más necesito ayuda, cuando mayor puede ser la aparente dependencia, casi al mismo tiempo, una parte de mí, (sí, acertaste, la parte más ruin), me avisa de que no debo dejar de estar atento, que no me puedo permitir el lujo de estar pendiente de casi todo lo que de forma directa o indirecta tiene algo que ver conmigo.

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Partida de Ajedrez

Casi con toda seguridad, la falta de práctica, la costumbre de que las cosas por lo general iban transcurriendo como era de esperar, casi bien, sin demasiados altibajos. La confianza, seguramente también tuvo algo que ver.

Me vi jugando una nueva partida de ajedrez, inicialmente cauto, precavido, atento a las demás fichas que había en el tablero, que

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Sorpresa sin querer

·Así me he sentido en más ocasiones de las que me gustaría recordar.

Así me he visto, a veces sin querer, a veces casi por buscar donde no debía, por preguntar cuando algo dentro de mí, me recordaba que mejor dejaba la curiosidad junto a la puerta, antes de salir.

Hace nada, un par de días "a lo mas", mientras mantenía una conversación por teléfono; mientras intentaba 'ver' como se encontraba quien había tenido el detalle de llamarme, al no poder atender mi llamada; mientras prestaba atención a lo que me decía; mientras me dejaba llevar por el susurro que es su voz, por la forma de expresarse, por el ímpetu que pone hasta cuando dice "Ñóóó".

·Mientras estaba pendiente de no perderme ningún detalle de la conversación, me dio un vuelco el corazón al tener la impresión de que quien me 'entretenía' al telefono, haciéndome pensar que se encontraba en otro lugar, en realidad estaba casi a mi lado, caminando hacía mí, aparentando que no me había visto, cuando sabía que no era así, que si que me había visto, que seguramente ya se estaba riendo de mí, hasta poder reírse conmigo (por supuesto de mi)

No, no es que sea mal pensado (que cuando hace falta, por supuesto que lo soy) sino que ya había pasado, hacerme creer que se encontraba en otro sitio, cuando en realidad se dirigía hacía mí.

Por un momento, dudé de si realmente me habían vuelto a sorprender o era fruto de la casualidad. Incluso lo comenté en la conversación, tratando de decirle "no, esta vez no me vas a pillar, te vi yo primero".

Pero no, imposible, ya que la llamada la había hecho inicialmente desde un número fijo, número que sabía se encuentra a una distancia mayor de la que podía recorrer en el breve tiempo que llevábamos hablando, saboreando el mero hecho de encontrarnos bien, de podernos saludar, de compartir cositas sencillas, como debe ser.

Si me alegré al pensar que casi sin querer iba a poder saludar, tomar un café, mayor fue mi alegría, al decirme, casi sin intención "ojalá hubiese sido esa persona, nada más que para ver esas carita !! " :-)

Afortunadamente, no diré que cada día, pero si es cierto, que con frecuencia, recibo sorpresas chiquitas, como esta.

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Aguita Para Beber

Cuando me invitaban con agua para beber, salvo cuando tenía sed, lo habitual era que respondiera "El agua P'a las Ranas, como debe ser".

Con frecuencia, encontraba la forma de cambiar ese vaso de agua, por una taza de café, por algún refresco, un botellín de cerveza, incluso en ocasiones, dependiendo del momento, del ambiente, del lugar, puede que hasta prefiriera tomar un traguito de ron.

Sin embargo, dese hace tiempo, descubrí que a veces, merece la pena tomar agua, sin más, sin infusiones, sin aditivos ni edulcorantes, sin cambiarle la temperatura, sin añadirle na.d.na.

·Recuerdo la primera vez que solo encontré agua cuando necesité algo que me ayudara a pasar el trago (ni bueno ni malo, 'trago' sin más) que ese día tocaba.

Tuve suerte de tener agua que tomar, casi hasta no poder más.
Tuve suerte de contar con la complicidad de la noche, en la tranquilidad de un hospital.
Tuve suerte de encontrar la forma de seguir, de aguantar un poco más, de darme cuenta que merecía la pena estar ahí, aunque no pudiera hacer nada más.

En ocasiones, he compartido ese hallazgo con quien me ha parecido que podía necesitar, el alivio de un vaso de agua para intentar ver la vida con un poco más de claridad.

Sin embargo, hacía tiempo que no había necesitado tomar agua, por lo menos no de la forma en la que algo tan cotidiano, tan sencillo, casi casi natural, como un vaso de agua, nos ayuda cuando parece que la vida nos está apretando hasta sentir dificultad para pensar, para decidir, para respirar.

Si en algún momento, además de tomar agüita, te apetece saludar, no dudes en hacerlo, que hoy por hoy, Saludar es una de las 'mañas' que no pienso dejar de atrás.

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