_ [·] Recién cogidos, en rama aun, Sabrosos, Llenos de Pulpa y calor, morderlos 1 y otra vez, como a Ti
Tardes en las que a la salida de la escuela, como era habitual, buscábamos caminos diferentes, en vez de ir por donde iban l@s demás camino a casa, de regreso de aprender un poco más cada día, ya fuera en la clase, o en los alrededores, que también había cosas desconocidas que estaban esperando por quien ponía algo de empeño en absorber lo que había alrededor.
Tardes en las que notabas como al regreso del trabajo diario, casi rutinario, "la gente mayor" se detenía cada poco, en sitios y horas conocidos, habituales, preestablecidos, donde además de descansar, de tomar un poco de 'resuello' encontraban con quien hablar, intercambiar ideas, opiniones, algún que otro chismorreo, noticias que a falta de los medios actuales de propagación recurrían a esta estratagema, de ir pasando de boca a oído, una y otra vez, para propagar los sucesos que acaecían en los pueblos.
Conocer a l@s que acostumbraban llegar a horas mas o menos fijas, con poca variación, saber cuanto tiempo solían emplear en 'la conversa', que dependiendo del día, podía ser apenas un Hola y un Adiós, o podía convertirse en una debate sobre casi cualquier tema que surgiera, sin prestar demasiado atención al incesante desfile de las agujas del reloj.
Tardes en las que a la salida de la escuela, como era habitual, buscábamos caminos diferentes, en vez de ir por donde iban l@s demás camino a casa, de regreso de aprender un poco más cada día, ya fuera en la clase, o en los alrededores, que también había cosas desconocidas que estaban esperando por quien ponía algo de empeño en absorber lo que había alrededor.
Tardes en las que notabas como al regreso del trabajo diario, casi rutinario, "la gente mayor" se detenía cada poco, en sitios y horas conocidos, habituales, preestablecidos, donde además de descansar, de tomar un poco de 'resuello' encontraban con quien hablar, intercambiar ideas, opiniones, algún que otro chismorreo, noticias que a falta de los medios actuales de propagación recurrían a esta estratagema, de ir pasando de boca a oído, una y otra vez, para propagar los sucesos que acaecían en los pueblos.
Conocer a l@s que acostumbraban llegar a horas mas o menos fijas, con poca variación, saber cuanto tiempo solían emplear en 'la conversa', que dependiendo del día, podía ser apenas un Hola y un Adiós, o podía convertirse en una debate sobre casi cualquier tema que surgiera, sin prestar demasiado atención al incesante desfile de las agujas del reloj.
[·]Gracias a esta información adquirida día tras día, semana a semana, a las tardes pasadas conversando, mientras mentalmente anotabas quién pasaba, a que hora volvía, que ropa llevaba, ya que en esa época, la ropa puesta indicaba con bastante fiabilidad hacía donde íbamos, de donde veníamos, que teníamos previsto hacer. Con esa privilegiada información era más fácil poder hacer una pequeña incursión a algunas de las fincas que había por la zona, sabiendo de antemano en que momentos del día o de la tarde no habría quien nos impidiera entrar a tomar algo con que calmar un poco el apetito que teníamos después de una tarde haciendo 'Sabe dios Qué"
Tuvimos la suerte de aprender, que cuando estamos cogiendo para comer, sin ser invitados, además de hacerlo con el cuidado que es de esperar, para que no nos pongan pegas a la hora de entrar, y mucho menos a la hora de salir, además aprendimos a hacerlo sin destrozar, poniendo más mimo y atención que l@s propietari@s a la hora de recolectar ya fueran plátanos, tomates, aguacates, higos, sandías, o lo que la naturaleza, con ayuda humana, a nuestro alcance ponía.
Después de una tarde entretenida, con frecuencia cerca del mar, lidiando con las olas, buscando cangrejos o erizos para poder pescar, intentando encontrar algún pulpo, cuidando de no molestar a las morenas, porque la verdad, aunque una vez preparadas, bien fritas y puestas en el plato es un manjar exquisito, encontrarte con una, tocarla con la mano, si no la esperas, no es nada recomendable, la verdad.
Notar que el sol está llegando a su ocaso, que se acerca el momento de recogerse, de emprender el camino que nos conduce al momento en que tenemos que explicar por qué no hacemos como l@s demás, regresar derechit@s a casa, al salir de la escuela, en vez de andar por esos 'andurriales'.
Cuando sentimos un poco de nostalgia por esos momentos que tanto saboreamos, por esos retazos de felicidad que apenas empezamos a disfrutar, en esos momentos, acercarnos a alguno de los charcos que están marcados, sin que nadie más que los compartimos ese día sabemos cuales son, que hay en su interior. Coger los tomates, que llevan toda la tarde a la sombra, inmersos en el incesante subir y bajar de la marea, tomates que han dejado atrás del calor del día, para empaparse del frescor del agua del mar.
Morderlos, con ansía, con ganas, con hambre, con sed, notar como parte del jugo salpica a tu alrededor, como a pesar de que aprietas los labios con fuerza, no puedes evitar que empiecen a descender desde la comisura de los labios, gotas de zumo de tomate mezclados con aguita de mar, salada, con sabor.
Recién cogidos, en rama aun, Sabrosos, Llenos de Pulpa y calor, morderlos 1 y otra vez, como a Ti
Tuvimos la suerte de aprender, que cuando estamos cogiendo para comer, sin ser invitados, además de hacerlo con el cuidado que es de esperar, para que no nos pongan pegas a la hora de entrar, y mucho menos a la hora de salir, además aprendimos a hacerlo sin destrozar, poniendo más mimo y atención que l@s propietari@s a la hora de recolectar ya fueran plátanos, tomates, aguacates, higos, sandías, o lo que la naturaleza, con ayuda humana, a nuestro alcance ponía.
Después de una tarde entretenida, con frecuencia cerca del mar, lidiando con las olas, buscando cangrejos o erizos para poder pescar, intentando encontrar algún pulpo, cuidando de no molestar a las morenas, porque la verdad, aunque una vez preparadas, bien fritas y puestas en el plato es un manjar exquisito, encontrarte con una, tocarla con la mano, si no la esperas, no es nada recomendable, la verdad.
Notar que el sol está llegando a su ocaso, que se acerca el momento de recogerse, de emprender el camino que nos conduce al momento en que tenemos que explicar por qué no hacemos como l@s demás, regresar derechit@s a casa, al salir de la escuela, en vez de andar por esos 'andurriales'.
Cuando sentimos un poco de nostalgia por esos momentos que tanto saboreamos, por esos retazos de felicidad que apenas empezamos a disfrutar, en esos momentos, acercarnos a alguno de los charcos que están marcados, sin que nadie más que los compartimos ese día sabemos cuales son, que hay en su interior. Coger los tomates, que llevan toda la tarde a la sombra, inmersos en el incesante subir y bajar de la marea, tomates que han dejado atrás del calor del día, para empaparse del frescor del agua del mar.
Morderlos, con ansía, con ganas, con hambre, con sed, notar como parte del jugo salpica a tu alrededor, como a pesar de que aprietas los labios con fuerza, no puedes evitar que empiecen a descender desde la comisura de los labios, gotas de zumo de tomate mezclados con aguita de mar, salada, con sabor.
Recién cogidos, en rama aun, Sabrosos, Llenos de Pulpa y calor, morderlos 1 y otra vez, como a Ti
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